martes, 30 de septiembre de 2014

MARÍA RECIBIÓ TODAS LAS GRACIAS. San Jerónimo

Las cualidades y la grandeza de la bienaventurada Virgen María nos las declaró el Angel cuando dijo: "Salve, llena de gracia; el Señor está contigo, tú eres bendita entre todas las mujeres". En efecto, debía poseer la plenitud de la gracia aquella que dio la gloria a los cielos y el Señor a la tierra, aquella que hizo brillar la paz, que dio la fe a las naciones, que puso término a los vicios, que dio una regla de vida y una disciplina a las costumbres. María fue llena de gracia porque la recibió plenamente, mientras que a los demás se les concede parcialmente. Ella fue en verdad llena de gracia, porque si bien la gracia estaba en los santos Padre y en los Profetas, no la poseían plenamente; pero María recibió todas las gracias que se hallan en Cristo, aunque de una manera diferente. Por eso el Angel le dijo: "Tú eres bendita entre todas las mujeres", es decir bendita más que todas las mujeres. Y por eso todas las maldiciones traídas por Eva fueron borradas por la bendición de María. A Ella se dirigen las alabanzas de Salomón en el Cantar de los Cantares: "Ven, paloma mía, inmaculada mía; ya ha pasado el invierno y han cesado las lluvias", y añade "Ven del Líbano y serás coronada."
Con razón es invitada a bajar del Líbano, ya que Líbano significa blancura refulgente. María refulgía en méritos y en virtudes innumerables, y era más blanca que la nieve más pura. Colmada con los dones del Espíritu Santo, ella muestra en todo la simplicidad de la paloma, porque la pureza y la simplicidad están en todo cuanto obra; todo en ella es verdad y gracia, todo es misericordia y justicia, justicia celestial; ella es inmaculada, en ella no hay mancha alguna. Concibió a un hombre en su seno, como lo atestigua Jeremías, sin perder su virginidad. "El Señor -dice este Profeta- ha creado un nuevo prodigio sobre la tierra: una mujer rodeará a un hombre." Novedad verdaderamente inaudita, novedad de las virtudes, la mas excelente de todas las novedades: Dios, a quien el mundo no puede contener, y al cual nadie puede ver sin morir, entra en el seno de una Virgen, como en un albergue santo, sin ser prisionero de este cuerpo y, no obstante, en él está contenido entero y de él sale, como dice Ezequiel, estando cerradas las puertas.
Por eso dice el Cantar de los Cantares refiriéndolo a María: "Jardín cerrado, fuente sellada, manatial de delicias del paraíso." Verdadero jardín de delicias que reúne toda especie de flores y todos los perfumes de las virtudes; tan bien cerrado que ni la violencia ni la astucia pueden forzar su entrada; fuente sellada con el sello de toda la Trinidad.