viernes, 17 de octubre de 2014

EL ROSARIO DE HOY CON SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE


Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: Se hace hoy memoria en la F.E. de Santa Margarita María Alacoque, virgen, monja de la Orden de la Visitación de la Virgen María, que progresó de modo admirable en la vía de la perfección y, enriquecida con gracias místicas, trabajó mucho para propagar el culto al Sagrado Corazón de Jesús. Murió en Paray-le-Monial (Francia), el día diecisiete de octubre de1690.
De su relación espiritual con la Virgen nos dice: “Recibí la salud, y una nueva protección de esta Señora la cual se declaró dueña de mi Corazón, que mirándome como suya, me gobernaba como consagrada a Ella, me reprendía mis faltas y me enseñaba a hacer la voluntad de Dios."
Señor mío Jesucristo… 
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús en el Huerto
“¿No podéis hacer nada en la oración? Contentaos con ofrecer la que este divino Salvador hace por nosotros en el Sacramento del altar, ofreciendo sus afectos en reparación de vuestra tibieza, y decid en cada acción: Dios mío, yo quiero hacer o padecer esto en el Sagrado Corazón de vuestro Hijo, y según sus santas intenciones, las cuales os ofrezco para resarcir las miserias e imperfecciones de las mías.”
2. La flagelación de Jesús atado a la columna.
“Abrazaos humildemente con las cosas que más os humillen y anonaden, como medios muy al caso para hacer que triunfe el dulce y amable Corazón de Jesús, y reine el vuestro en el suyo.”
3. La coronación de espinas
“Vuestro Corazón ha de ser el trono de vuestro Amado, retornándole amor por amor, guardándole aquella lealtad que más le guste, según Él os dé a conocer. Entrega total por el amor, en el amor, al amor, sin tasa ni restricción.”
4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“El Sagrado Corazón de Jesús sabe bien lo que pasa en el vuestro, y por esto permite vuestras penas. Guardad paz y someteos a las disposiciones que tome sobre vuestras almas. Al fin hallaréis la victoria y la paz en el Sagrado Corazón.”
5. La crucifixión y muerte del Señor

“Vayamos, pues, con filial confianza, y arrojémonos en sus brazos, extendidos por el amor en la cruz para recibirnos. Digámosle a menudo: Dios mío, Vos sois mi Padre; tened compasión de mí, según vuestra misericordia.”