sábado, 15 de noviembre de 2014

PENSAMIENTO-ORACIÓN DE SANTA TERESA DE JESÚS: MI AMADO PARA MÍ Y YO PARA MI AMADO

MI AMADO PARA MÍ Y YO PARA MI AMADO     

 ¡Oh, verdadero Amador, con cuánta piedad, con cuánta suavidad, con cuánto deleite, con cuánto regalo y con cuán grandísimas muestras de amor curáis estas llagas que con las saetas del mismo amor habéis hecho! ¡Oh, Dios mío y descanso de todas las penas, qué desatinada estoy! ¿Cómo podía haber medios humanos que curasen a los que ha enfermado el fuego divino? ¿Quién ha de saber hasta dónde llega esta herida, ni de qué procedió, ni cómo se puede aplacar tan penoso y deleitoso tormento? No sería justo que tan precioso mal pudiera poderse aplacar con algo tan vulgar como son los medios que pueden tomar los mortales. Con cuánta razón dice la esposa en los Cantares: "Mi Amado para mí y yo para mi Amado" (2, 16); porque semejante amor no es posible que tenga su origen en amor tan pobre como el mío. Pues si es pobre, Esposo mío, cómo no para en ninguna criatura hasta llegar a su Creador? ¡Oh mi Dios!, ¿por qué yo para mi Amado?. Vos, mi verdadero Amador, comenzáis esta guerra de amor, que no parece otra cosa el desasosiego y desamparo de todas las potencias y sentidos que salen por las plazas y barrios conjurando a las hijas de Jerusalén que le digan a su Dios. ¡Oh, alma mía, qué batalla tan admirable has tenido en esta pena, y cuán al pie de la letra pasa así! Pues mi Amado para mí y yo para mi Amado, ¿quién será el que podrá extinguir y apagar dos fuegos tan encendidos? Será trabajar en balde, porque ya se han convertido en uno (E 16).