martes, 23 de diciembre de 2014

O EMMANUEL

OH EMMANUEL
“¡Oh Emmanuel, Rey de Paz! hoy es tu entrada en Jerusalén, tu ciudad escogida, pues allí tienes tu Templo. Pronto hallarás también en ella tu Cruz y tu Sepulcro; y llegará el día en que establezcas allí tu tremendo tribunal. Ahora llegas sin ruido ni ostentación a la ciudad de David y de Salomón. Es simplemente un lugar de paso para llegar a Belén. Tu Madre María y su esposo José nunca la atraviesan sin subir al Templo para ofrecer al Señor sus plegarias y homenajes, y ahora se realiza por primera vez el oráculo del Profeta Ageo, que había anunciado que la gloria del segundo Templo había de ser mayor que la del primero. Efectivamente, este Templo posee ahora un Arca de la Alianza mucho más preciosa que la de Moisés, e incomparablemente superior a cualquier otro santuario que no sea el mismo cielo, por la dignidad de Aquel a quien encierra. Es el mismo Legislador quien está aquí y no simplemente unas tablas de piedra donde está grabada la Ley. Pero en seguida el Arca viva del Señor desciende las gradas del Templo y se dispone a continuar su camino hacia Belén, adonde le llaman otras profecías. Adoramos, oh Emmanuel, todos tus pasos por este mundo, admirando la fidelidad con que cumples todo lo que de ti está escrito, para que nada falte de las señales que deben manifestarte, oh Mesías, a tu pueblo. Acuérdate que va a sonar la hora; haz que todo esté dispuesto para tu Nacimiento; ven a salvarnos; ven, para que podamos llamarte no sólo Emmanuel, sino Jesús, es decir, Salvador”.
Dom Próspero Guéranger, El Año Litúrgico

Oh Emmanuel, Rey y Legislador nuestro, 
esperanza de las naciones 
y salvador de los pueblos, 
¡ven a salvarnos, Señor Dios nuestro!

V/. Derramad, cielos, desde lo alto vuestro rocío y las nubes lluevan al Justo.R/.Que se abra la tierra y brote el Salvador.
ORACIÓN. Dios todopoderoso y eterno, al acercarnos a las fiestas de Navidad, te pedimos que tu Hijo, que se encarnó en las entrañas de la Virgen María y quiso vivir entre nosotros, nos haga partícipes de la abundancia de su misericordia. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.