jueves, 15 de enero de 2015

SENTIMIENTOS PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN. Oración de San Arnoldo Janssen


Oh felicidad apacible, oh dichoso destino, ahora él es todo mío,
Él, maravilloso e insigne rey, ante quien se inclinan los cielos.
Oh, decidme ¿dónde hay un trono que sea tan codiciado,
que de su Dios el Hijo ansía poseer?
¿Dónde hay un castillo en cuya sala coma el rey de lo creado?
¿Dónde hubo alguna vez un banquete que lo tuvo por comensal?
¡Oh, inefable y suprema felicidad! –No tengo palabras
Sobre mí recayó su mirada de amor, él pasó por mi puerta.
Entró en mi aposento, que desprovisto de ornato está.
Y me ofreció el vino de su amor como si tuviera yo su misma dignidad.
¿Hubo alguna vez un príncipe que, bajando de su trono
llamase al más pobre de los mendigos para estrecharlo sobre su corazón?
¡Oh supremo Hijo del gran Rey!, ante quien el mundo se inclina,
Mi corazón, ahora trono de tu amor, reverente calla y admira;
Calla en santo arrebato a causa del fuego de tu amor,

Y admira que tú, mi Señor y Dios, has querido descansar en mí.