miércoles, 18 de febrero de 2015

CUARESMA CON SANTA TERESA DE JESÚS: “AMOR”, “HOGUERA”, “LEÑA”

“AMOR”, “HOGUERA”, “LEÑA” 
Parecen también las almas con estos ímpetus de amor una hoguera grande que hay que alimentar constantemente para que no se extinga; y ellas quieren traer leña, aunque sea con sacrificio de sí mismas, para que este fuego no se apague. Yo soy tan pobre que me contentaría con poder echar pajas en ese fuego, y eso hago algunas veces; a veces me río y otras lloro mucho por no poder echar leña grande. El ardor interior me incita a servir en algo y, ya que no puedo hacer cosas grandes, pongo ramos y flores a las imágenes, me dedico a barrer, ordeno el oratorio y hago unas cositas tan insignificantes, que me llenan de vergüenza; si hago alguna penitencia es tan pequeña y poca que, de no ser porque Dios mira la voluntad, veo yo que no vale nada, y yo misma me burlo de mí (V 30, 20).
No es poco el trabajo que tienen las almas a quienes Dios da, por su bondad, este fuego de amor suyo en abundancia, cuando ven que no tienen fuerzas corporales para hacer algo por El: es una pena grande porque, como le faltan fuerzas para echar leña en este fuego y ella muere porque no se apague, me parece que ella interiormente se consume y se hace ceniza y se deshace en lágrimas y se quema y es harto tormento, aunque es sabroso.

Alabe mucho al Señor el alma que ha llegado aquí y tiene fuerzas corporales para hacer penitencia, o le dio estudios y talentos y libertad para predicar y confesar y acercar las almas a Dios; que no sabe ni entiende el bien que tiene, si no ha experimentado lo que es no poder hacer nada en servicio del Señor, cuando está recibiendo siempre mucho de El (V 30, 21).