miércoles, 20 de mayo de 2015

ESTÁ LA REINA MADRE DE DIOS A TU DERECHA Y RUEGA POR TI. San Bernardino de Siena


«Oh vosotros que sois de Siena cuando en la tarde suena el Ave María haced que desde entonces en adelante os arrodilléis, quitándoos la capucha por amor a Ella, rogándole, por último, que nos conceda aquello de que tenemos necesidad. Y digo que le hagáis esta reverencia tanto si estuvierais fuera de casa como si estuvierais en casa. Y lo digo tanto a vosotras mujeres como a los hombres; haced que este nombre de María lo tengáis en reverencia y devoción... Y para que sepas cómo Ella no es ingrata cuando tú la saludas, aunque no le ruegues, Ella se vuelve hacia ti, recibiendo tus palabras con el mismo afecto que las dices; y si tú le ruegas con reverencia y fe ¿qué crees que Ella hace? Astitit Regina a destris tuis. Está la Reina Madre de Dios a tu derecha y ruega por ti».
¡Oh mujer, por todos y sobre todo bendita! Tú eres el honor y la defensa del género humano. Tú eres rica de méritos y de poder, más que cualquier otra criatura. Tú eres la Madre de Dios, la Señora del universo, la Reina del mundo. Tú eres la dispensadora de todas las gracias, el jardín de las delicias y la puerta del cielo. 
¡Oh habitantes de Siena, vosotros habéis sido salvados de tantos peligros, gracias a la Virgen, la cual ha orado al Altísimo Dios, en favor vuestro! ¡Ea! Sed agradecidos. Ella enfrenta los peligros y las tentaciones, diciendo y mandando al demonio: “¡Maldito, lejos de aquí!... ¡Deja en paz a esta ciudad, donde viven mis devotos!... Ella podría decir: Yo os he sustraído de muchas y muchas tribulaciones, hijos míos, por la fe, la devoción y la esperanza, que habéis tenido en mí. ¡Sed, pues, agradecidos, y acudid a ella confiadamente! 

Jamás hubo criatura más digna que ella de honor y de gloria. Y para que tú sepas que ella no es ingrata, cuando tú la saludas, aunque no la veas, ella se vuelve hacia ti, recibiendo tus palabras con ese cariño, que tú lo demuestras. Y si tú la invocas con reverencia y fe, ¿qué crees que ella haga? Ella se pone ante Dios y reza por ti. Y como ella es la Madre de Dios, todo lo que pide, Dios abundantemente se le otorga”.