martes, 30 de junio de 2015

MES DE JUNIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON SANTA TERESA. 30 de junio

MES DE JUNIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON SANTA TERESA.
30 de junio

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
En el V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, contemplemos el Corazón de Cristo, su amor constante hacia nosotros, y ofrezcámosle nuestro corazón con vivos deseos de hacer su voluntad. Con las mismas palabras de la Santa decimos: 
Vuestra soy, para Vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?
Soberana Majestad, eterna sabiduría, bondad buena al alma mía;
Dios alteza, un ser, bondad,  la gran vileza mirad
que hoy os canta amor así: ¿qué mandáis hacer de mí?
Veis aquí mi corazón, yo le pongo en vuestra palma,
mi cuerpo, mi vida y alma, mis entrañas y afición;
dulce Esposo y redención,  pues por vuestra me ofrecí. Amén.

MEDITACIÓN.
PARA VOS NACÍ, ¿QUÉ MANDÁIS HACER DE MÍ?
El Señor nos dice: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados
Tras el pecado de Adán y Eva, Dios no abandona al hombre, sale a su encuentro, comienza una historia de salvación. Jesús es el mismo Dios que viene a nuestro encuentro, que sale en nuestra búsqueda, que da su vida por nosotros. Y esto, ayer, hoy y siempre. No estamos solos ni abandonados a nuestra propia suerte.
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontraréis descanso para vuestras almas.» (Mt 11, 28-30).
Estas palabras de Jesús brotan de lo más profundo de su Corazón. Brotan del Corazón de un Dios lleno de amor por nosotros, lleno de compasión y misericordia. Él quiere sanar nuestras heridas. Él quiere salvar lo que está perdido.
Jesús nos promete a todos el «descanso para nuestras almas», pero pone una condición: «Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». Este yugo de Jesús es la ley del amor. El mandamiento nuevo es el verdadero remedio para las heridas de la humanidad —sea las materiales, como el hambre y las injusticias, sea las psicológicas y morales, causadas por un falso bienestar—.
Pidamos la gracia de buscar sólo en Jesús el descanso y la paz de nuestras almas.
Hagamos un acto de reparación por todos aquellos que rechaza el amor de Dios. LETANÍAS FINALES AL CORAZÓN DE JESÚS