martes, 29 de diciembre de 2015

LOS INTERROGANTES DE LA EXISTENCIA HUMANA. REFLEXIÓN DIARIA DEL COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (n. 14-15)


LOS INTERROGANTES DE LA EXISTENCIA HUMANA.
REFLEXIÓN DIARIA DEL COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (n. 14-15)

14  La Iglesia quiere ofrecer una contribución de verdad a la cuestión del lugar que ocupa el hombre en la naturaleza y en la sociedad, escrutada por las civilizaciones y culturas en las que se expresa la sabiduría de la humanidad.
15 La orientación que se imprime a la existencia, a la convivencia social y a la historia, depende, en gran parte, de las respuestas dadas a los interrogantes sobre el lugar del hombre en la naturaleza y en la sociedad, cuestiones a las que el presente documento trata de ofrecer su contribución: interrogantes esencialmente religiosos.
Nuestra fe cristiana se fundamenta en la revelación de Dios: él mismo se da a conocer a través de palabras y acontecimientos a los hombres escogiendo al pueblo de Israel, revelación que alcanza su plenitud en Jesucristo, la Palabra hecha carne.
Sí, se da a conocer: él nos habla de sí mismo, de su amor a los hombres, de sus designios también nos da sus mandatos… pero Dios también nos habla de nosotros, de los hombres, nos enseña el papel que ocupamos en su plan creador y salvífico. Dios, al hacerse hombre, nos muestra todavía con todo realismo el valor que los hombres tenemos para él.
La exhortación antigua “Conócete a ti mismo”, adquiere con la fe cristiana una dimensión divina, pues Dios mismo al revelarse a sí mismo, nos da la posibilidad de conocernos a nosotros mismos: criaturas creadas a su imagen y semejanza llamado a la vida de amistad con él.
La doctrina social de la Iglesia quiere también ayudarnos en el conocimiento de nosotros mismos, dando una respuesta a las preguntas fundamentales de la existencia. Preguntas que sólo desde Dios tienen una respuesta satisfactoria.

Cuando el hombre se interroga a sí mismo sobre el porqué de las cosas, hace el acto más grande de su racionalidad y se abre al misterio de Dios. Muchas veces se ha querido contraponer fe y razón, religión y ciencia, dogma e inteligencia… Contraposición errónea: la razón, la ciencia, la inteligencia humana se adquiere su mayor valor, expresión y realización cuando se deja iluminar por Aquel que es la Luz de las gentes: el Niño Dios nacido en Belén.