domingo, 17 de enero de 2016

JESUCRISTO, EL ESPOSO HA RESERVADO PARA AHORA EL BUEN VINO


Homilía de maitines

II DOMINGO DESPUES DE EPIFANIA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

Homilía de San Agustín, Obispo.
El acudir al Señor como convidado a una boda, de toda significación mística quiso confirmar que él instituyo las bodas. Ya que había de suceder que algunos, de quienes habla el Apóstol, habían de prohibir las bodas, diciendo que era cosa mala el casarse, y el que el diablo las había inventado, siendo así que el mismo Señor dice en el Evangelio: “preguntando si era licito al hombre despedir a su esposa, por cualquier causa” que esto no es licito, excepto por causa de fornicación. En cuya respuesta, podéis recordar que dice: “lo que Dios a unido, no lo separe el hombre”.
Y los que están bien instruidos en la fe católica, saben que Dios instituyo las bodas. Así como la unión es obra de Dios, así el divorcio es obra del diablo. Con todo, en el caso de fornicación, es lícito despedir a la consorte, ya que ella ha sido la primera en no querer ser esposa, no guardando fidelidad conyugal al marido. Débese  también tener presente que ni las mismas que consagran su virginidad a Dios, aunque tengan un grado mayor de honor y de santidad en la Iglesia, con todo no carecen de bodas, ya que tienen participación con toda la Iglesia, en aquellas bodas en que Cristo es el esposo.
El Señor asistió como invitado a las bodas para confirmar la castidad conyugal, y para revelarnos la significación misteriosa de aquellas bodas; en ellas la persona de Nuestro Señor, estaba figurada por el esposo, a quien se dijo “ha reservado el buen vino para lo último”. En efecto, Jesucristo ha reservado para estos últimos tiempos el buen vino, es decir su Evangelio.