domingo, 20 de marzo de 2016

QUIEN SINTIERE DESMAYO MIRANDO SUS CULPAS, ALCE SUS OJOS A JESUCRISTO, PUESTO EN LA CRUZ. San Juan de Ávila


QUIEN SINTIERE DESMAYO MIRANDO SUS CULPAS, ALCE SUS OJOS A JESUCRISTO, PUESTO EN LA CRUZ.  
San Juan de  Ávila
 1. […]  ninguno otro hay igual como el conocimiento de Jesucristo nuestro Señor, especialmente pensando cómo padeció y murió por nosotros. Ésta es la nueva alegre, predicada en la nueva Ley a todos los quebrantados de corazón (cf. Is 61,1), y les es dada una medicina muy más eficaz para su consuelo que sus llagas les pueden desconsolar. Este Señor crucificado es el que alegra a los que el conocimiento de sus propios pecados entristece, y el que absuelve a los que la Ley condena, y el que hace hijos de Dios a los que eran esclavos del demonio. A éste deben procurar conocer y allegarse todos los adeudados con espirituales deudas de pecados que han hecho, y que por ello están en angustia y amargura de corazón cuando se miran, e irles ha bien, […].
2. […] así quien sintiere desmayo mirando sus culpas, alce sus ojos a Jesucristo, puesto en la cruz, y cobrará esfuerzo. […] Porque los misterios que Cristo obró en su baptismo y pasión son bastantes para sosegar cualquier tempestad de desconfianza que en el corazón se levante. Y así por esto, como porque ningún libro hay tan eficaz para enseñar al hombre todo género de virtud, ni cuánto debe ser el pecado aborrecido y la virtud amada, como la pasión del Hijo de Dios; y también, porque es extremo de desagradecimiento poner en olvido un tan inmenso beneficio de amor, como fue padecer Cristo por nos, conviene, después del ejercicio de vuestro conocimiento, ocuparos en el conocimiento de Jesucristo nuestro Señor. […]