domingo, 8 de mayo de 2016

EL PARÁCLITO CONVIRTIÓ A LA FE, QUE OBRA MEDIANTE LA CARIDAD. San Agustín


Homilía de maitines

DOMINGO DESPUÉS DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Forma Extraordinaria del Rito Romano

Homilía de San Agustín, Obispo.
El Señor Jesús, en el sermón que dirigió a sus discípulos después de la cena, cercano ya a la pasión, debiendo partir y habiendo de privarles de su presencia corporal, por más que, por su presencia espiritual permanecería entre todos los suyos hasta la consumación de los siglos; el Señor Jesús, en aquel discurso les exhortó a soportar las persecuciones de los impíos, a quienes designó con el nombre del mundo. Del seno de este mundo, con todo había elegido a sus discípulos; se lo declaró a fin de que supieran que ellos eran lo que eran por la gracia de Dios; y que por sus vicios fueron lo que habían sido.
Después anunció claramente que los judíos serían sus perseguidores y los de sus discípulos, a fin de que quedara bien sentado que los que perseguían a los santos están comprendidos en esta denominación de mundo condenable. Y después de decir que ellos desconocían al que le envió, y que, no obstante, odiaban al Hijo y al Padre, es decir, al que había sido enviado, llegó al pasaje en que dice: “Para que se cumpla lo que está escrito: Me odiaron sin motivo”.
Después, como consecuencia, añadió aquello que ahora empezamos a tratar: “Cuando viniere el Consolador, que yo os enviaré del Padre, Espíritu de verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí, y vosotros también daréis testimonio, puesto que desde el principio está en mi compañía”. Ahora bien, ¿cómo puede entenderse esto con relación a lo que antes había dicho: Más ahora me han visto y me han aborrecido a mí y a mi Padre; por donde se viene a cumplir la sentencia escrita en su Ley: Me han aborrecido sin causa alguna?” ¿Acaso por qué cuando vino el Paráclito, este Espíritu de verdad, convenció con testimonios más evidentes a los que, habiendo visto sus obras, le aborrecieron? Hizo más aún: ya que manifestándose a aquellos, convirtió a la fe, que obra mediante la caridad, algunos de aquellos que habían visto, cuyo odio perduraba.