jueves, 12 de mayo de 2016

EL ROSARIO DE HOY CON EL BEATO LEOPOLDO DE CASTELNUOVO


Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: En la fecha de su nacimiento, se celebra la memoria de san Leopoldo de Castelnuovo Mandic, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que ardió de celo por la unidad de los cristianos y gastó toda su vida trabajando para la reconciliación de los mismos. Destacó por su labor de confesor. Murió el 30 de junio de 1942. Con algunos pensamientos de este gran defensor de la Corredención de la Virgen María, meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo... 

MISTERIOS LUMINOSOS
1.-El Bautismo del Señor en el Jordán
“Debemos tener presente en la mente y en el corazón, cuanto nos sea posible, la divina Víctima, que se ofrece por nosotros a cada hora del día y de la noche... ¡El que se ofrece es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!... ¡Si faltase en el mundo, aunque fuera por un instante, la celebración de la santa Misa, caería el mundo en la más espantosa de las catástrofes!....”
2.-El Milagro de las Bodas de Cana
“Yo, fraile Leopoldo Mandic Zarevic, creo firmemente que la Santísima Virgen, en cuanto a que ella fue la Corredentora de la raza humana, es la fuente moral de toda gracia, ya que todos hemos recibido de su plenitud.”
3.- El anuncio del Reino invitando a la conversión.
“Nosotros los sacerdotes, al confesar, no debemos hacer gala de cultura ni debemos ofrecer explicaciones elevadas; el confesor debe ser humilde y prudente, pues el amor propio nos puede mover a buscar la admiración o el reconocimiento, como la pereza nos puede mover a dar siempre el mismo consejo, y dar rápidamente la absolución”.”
4.-La Transfiguración del Señor
“«Ocultemos todo, aun lo que puede parecer don de Dios; no sea que se manipule. ¡Sólo a Dios honor y gloria! Si posible fuera, deberíamos pasar por la tierra como sombra que no deja rastro de sí».”
5.- La institución de la Eucaristía

“-¡Comulgue cada día! Es lo único que le pide el divino Redentor. Son tantos los hermanos seglares que no dejan la Comunión ni un solo día, a pesar de los sacrificios que les supone. Piense en la palabra del Señor cuando prometió este Sacramento: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” . Más de esto, ya no se puede decir.”