domingo, 3 de julio de 2016

EL ROSARIO DE HOY CON SAN IRENEO DE LYON





Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial:  En el calendario de la Forma Extraordinaria, se hace hoy memoria de san Ireneo, obispo, que, como atestigua san Jerónimo, de niño fue discípulo de san Policarpo de Esmirna y custodió con fidelidad la memoria de los tiempos apostólicos. Ordenado presbítero en Lyon, fue el sucesor del obispo san Potino y, según cuenta la tradición, murió coronado por un glorioso martirio. Debatió en muchas ocasiones acerca del respeto a la tradición apostólica y, en defensa de la fe católica, publicó un célebre tratado contra la herejía. († c.202) Con algunas de sus enseñanzas meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo... 
MISTERIOS GLORIOSOS
1.-La Resurrección del Señor.
“La amistad divina es causa de inmortalidad para todos los que entran en ella.”
2.- La Ascensión del Señor
“El servir a Dios nada le añade a Dios, ni tiene Dios necesidad alguna de nuestra sumisión; es él, por el contrario, quien da la vida, la incorrupción y la gloria eterna a los que lo siguen y sirven, beneficiándolos por el hecho de seguirlo y servirlo, sin recibir de ellos beneficio alguno, ya que es en sí mismo rico, perfecto, sin que nada le falte. La razón, pues, por la que Dios desea que los hombres lo sirvan es su bondad y misericordia, por las que quiere beneficiar a los que perseveran en su servicio, pues, si Dios no necesita de nadie, el hombre, en cambio, necesita de la comunión con Dios."
3.- La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en torno a la Virgen María
“El Señor dio este Espíritu a su Iglesia, enviando el Paráclito a todos los confines de la tierra desde el Cielo, de donde el diablo, dice el Señor, ha sido arrojado como un rayo (cfr. Lc 10, 18). Por todas estas razones, este rocío de Dios nos es necesario: para que no nos quememos ni quedemos estériles, de suerte que allí donde tengamos un acusador, esté también un Paráclito que nos defienda.”
4.- La Asunción de María Santísima a los Cielos
“El hombre es un ser viviente, compuesto de alma y cuerpo. Así, es necesario y conveniente que exista en virtud de tales dos elementos. Puesto que del uno y del otro, de los dos, emanan las caídas, la pureza del cuerpo está en abstenerse y rehuir toda cosa inverecunda y de toda acción injusta; la pureza del alma estriba en conservar intacta la fe en Dios, sin agregar ni quitar nada de ella. Porque la piedad se empaña y pierde su candor cuando se contamina con la impureza del cuerpo; se rompe, se mancha y se desintegra cuando el error entra en el alma. Mantendrá su belleza y su justa proporción cuando la verdad habite constantemente en el alma y la santidad en el cuerpo. Pero ¿para qué sirve conocer la verdad de palabra si se profana el cuerpo y se realizan acciones degradantes? ¿De qué sirve la santidad del cuerpo si la verdad no anida en el alma? Ambos, pues, se alegran de estar juntos. Están aliados y luchan mano a mano para llevar al hombre a la presencia de Dios.”
5.- La coronación de la Virgen como Reina y Señora de todo lo creado.
“La gloria de Dios consiste en que el hombre viva, y la vida del hombre consiste en la visión de Dios. En efecto, si la revelación de Dios a través de la creación es causa de vida para todos los seres que viven en la tierra, mucho más lo será la manifestación del Padre por medio del Verbo para los que ven a Dios.”