lunes, 1 de agosto de 2016

EL ROSARIO DE HOY CON SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO





Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: Meditamos el rosario de hoy con san Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, que insigne por el celo de las almas, por sus escritos, por su palabra y ejemplo, trabajó infatigablemente predicando y escribiendo libros, en especial sobre teología moral, en la que es considerado maestro, para fomentar la vida cristiana en el pueblo. Entre grandes dificultades fundó la Congregación del Santísimo Redentor, para evangelizar a la gente iletrada. Elegido obispo de santa Águeda de los Godos, se entregó de modo excepcional a esta misión, que dejaría quince años después, aquejado de graves enfermedades, y pasó el resto de su vida en Nocera dePagani, en la Campania, aceptando grandes trabajos y dificultades (1787).
Señor mío Jesucristo...  
MISTERIOS GOZOSOS
1.- La encarnación del Hijo de Dios en las entrañas purísimas de la Virgen María.
“"No temas, María, porque has hallado la gracia" (Lc 1,30). Pero si María nunca estuvo privada de la gracia, ¿cómo dice el ángel que la encontró? Se dice de una cosa que se ha encontrado cuando antes no se tenía. La Virgen estuvo siempre con Dios y llena de gracia, como el mismo ángel se lo manifestó al saludarla: "Alégrate, María, llena de gracia; el Señor está contigo". Si, pues, María no encontró la gracia para ella porque siempre la tuvo completa, ¿para quién la encontró? Y responde el cardenal Hugo: "La encontró para los pecadores que la habían perdido. Corran por tanto -dice el devoto escritor-, corran los pecadores que habían perdido la gracia, a la Virgen y encontrarán la gracia junto a ella. Digan sin miedo: devuélvenos la gracia que has encontrado". Corran los pecadores que han perdido la gracia a María, que en ella la encontrarán; y díganle: Señora, la cosa ha de restituirse a quien la ha perdido; la gracia que has encontrado no es tuya porque tú nunca la has perdido; es nuestra porque nosotros la habíamos perdido; por eso nos la debes devolver.”
2.-La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.
“Cuando María fue a visitar a santa Isabel y a colmar de gracias a toda aquella familia no anduvo con demoras, sino que, como dice el Evangelio: "Se levantó María y se marchó con prontitud a la montaña" (Lc 1,39). Lo cual no se dice que hiciera a la vuelta. Por eso también se lee que las manos de María son como torneadas, porque, como dice Ricardo de San Lorenzo, así como labrar a torno es la manera más fácil y rápida, así María está más pronta que los demás santos a ayudar a sus devotos. Ella tiene supremos deseos de consolar a todos, y en cuanto se siente invocada, al instante, con sumo placer, acepta las plegarias y socorre al instante. Con razón, san Buenaventura llamaba a María "salvación de los que la invocan", queriendo decir que para salvarse basta invocar a esta Madre de Dios.”
3.-El nacimiento del Niño Dios en el portal de Belén
“La Virgen tuvo más fe que todos los hombres y todos los ángeles juntos. Veía a su hijo en el establo de Belén y lo creía creador del mundo. Lo veía huyendo de Herodes y no dejaba de creer que era el rey de reyes; lo vio nacer y lo creyó eterno; lo vio pobre, necesitado de alimentos, y lo creyó señor del universo. Puesto sobre el heno, lo creyó omnipotente. Observó que no hablaba y creyó que era la sabiduría infinita; lo sentía llorar y creía que era el gozo del paraíso.”
4.-La purificación de Nuestra Señora y presentación del Niño Jesús en el templo
"El anciano Simeón le anunció que un día su bendita alma se vería traspasada de una espada muy dolorosa. "Y tu misma alma será traspasada por una espada de dolor" (Lc 2,35). Esa espada fue la lanza que traspasó el costado de Cristo, que era el alma de María. En aquella ocasión, con sus dolores, nos dio a luz para la vida eterna, por lo que todos podemos llamarnos hijos de los dolores de María. Nuestra madre amorosísima estuvo siempre y del todo unida a la voluntad de Dios, por lo que -dice san Buenaventura- viendo ella el amor del eterno Padre hacia los hombres que aceptó la muerte de su Hijo por nuestra salvación, y el amor del Hijo al querer morir por nosotros, para identificarse con este amor excesivo del Padre y del Hijo hacia los hombres, ella también, con todo su corazón, ofreció y consintió que su Hijo muriera para que todos nos salváramos."
5.- El niño Jesús perdido y hallado en el templo
“Busquemos la gracia, pero busquémosla por medio de María". Si hemos tenido la desgracia de perder la amistad de Dios, esforcémonos por recobrarla, pero por medio de María, porque si la hemos perdido ella la ha encontrado; que por ello la llama el santo "la que halló la gracia.”