martes, 2 de agosto de 2016

EL ROSARIO DE HOY CON SAN PEDRO JULIÁN EYMARD





Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: Se hace hoy memoria de San Pedro Julián Eymard, presbítero, el cual fue primeramente sacerdote diocesano y después miembro de la Compañía de María. Adorador eximio del Misterio eucarístico, fundó nuevas congregaciones, una de clérigos y otra de mujeres, para fomentar y difundir la piedad hacia el Santísimo Sacramento. Murió en la aldea La Mure, cerca de Grenoble, en Francia, donde había nacido (1868). Con alguna de sus enseñanzas meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo... 
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús en el Huerto
“Orad en cuatro tiempos: Adoración, acción de gracias, reparación, súplicas”.
2. La flagelación de Jesús atado a la columna.
“Cuánta tristeza es para Jesús la de permanecer ignorado, abandonado, menospreciado en los sagrarios. Son pocos los cristianos que creen en su presencia real, muchos son los que lo olvidan, y todo porque Él se hizo demasiado pequeño, demasiado humilde, para ofrecernos el testimonio de su amor. Pedid perdón, haced descender la misericordia de Dios sobre el mundo por todos los crímenes...”
3. La coronación de espinas
“Nuestro Señor se dará a sí mismo. Él carece de fincas, posesiones o riquezas; ni siquiera tiene dónde reclinar la cabeza. Los que esperen de Él algún bien temporal se llevarán un chasco, pues todo su caudal se reduce a una cruz, tres clavos y una corona de espinas... ¡Ah, si Jesús distribuyese bienes materiales, cuántos se harían buenos cristianos! ¡Todos querrían entonces ser discípulos suyos! Pero Jesús no tiene nada que dar aquí en la tierra, ni siquiera gloria mundana, porque harto humillado va a quedar en su pasión.”
4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
Concédenos que negándonos a nosotros mismos siempre y en todas las cosas, podamos encontrar luz y vida, en obedecer tu buena, aceptable y perfecta voluntad.  Haré lo que quieras, lo haré porque tú lo quieres, lo haré como tú lo quieres, lo haré siempre y cuando tú lo quieras.”
5. La crucifixión y muerte del Señor
“El santo Sacrificio de la Misa es la más sublime de las oraciones. Jesucristo se ofrece a su Padre, lo adora, le da gracias, lo honra y le suplica a favor de su Iglesia, de los hombres, sus hermanos y de los pobres pecadores. Esta augusta oración Jesús la continúa por su estado de víctima en la Eucaristía. Unámonos entonces a la oración de Nuestro Señor; oremos como Él por los cuatro fines del sacrificio de la Misa: esta oración reasume toda la religión y encierra los actos de todas las virtudes.”