domingo, 11 de septiembre de 2016

COMO LLEGAR AL AMOR. Santo Tomás de Villanueva




COMENTARIO AL EVANGELIO
XVII DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Forma Extraordinaria del Rito Romano

COMO LLEGAR AL AMOR
1.- ES UNA GRACIA SOBRE TODA GRACIA. Adviértase en primer lugar que el hombre no puede conseguir el amor ni por su industria ni por su esfuerzo. Dios lo da gratuitamente, y es una gracia sobre toda gracia. Se le obtiene por medio de lágrimas y de ruegos, pero no por nuestras propias fuerzas. El amor no se enseña, el amor es derramado en las almas; el amor no se aprende, es recibido gratuitamente. Sin embargo, los que lo buscan lo encuentran, no como fruto natural de su búsqueda, sino como recompensa de su esfuerzo; no como resultado de sus investigaciones, sino como gracia que Dios les concede.
2.- PUREZA DE ALMA. Ahora bien, son muy numerosos los medios de que disponemos para ayudarnos a conseguir ese amor. Sea ante todo la pureza de corazón, porque el licor dulce y precioso del amor no puede escanciarse en un vaso manchado. Por eso dice Santiago: Acercaos a Dios y Él se acercara a vosotros. Lavad las manos, pecadores, y purificaos, hombres de doble corazón (Iac. 4,8). Purificaos no solo de los lazos de la voluptuosidad, que deshonran, y del pecado, que corrompe, sino de toda inquietud indigna. Vaciad vuestros corazones para que los llene el Espíritu Santo, que en cuanto los vea vacíos acudirá de prisa. Además es necesario que embellezcáis el alma con los ornamentos de la virtud. Apenas os vea así adornados, vendrá Él mismo sin que le llaméis, se presentara sin que le invitéis; basta con que le mostréis su alcoba llena de flores para que acuda atraído por vuestros perfumes.
Pero el Espíritu de caridad es extraordinariamente delicado y a la más ligera ofensa se enfría o se va. Si, pues, lo habéis conseguido, conservadle solícitos como una centellita en medio del bosque húmedo, que se apaga al menor soplo. No apaguéis en vosotros el Espíritu. (1 Thes. 5,19).
3.- OTROS MEDIOS. El desearlo vivamente y el pedírselo al Señor son medios de lo más eficaces. Dios no da su Espíritu de amor a quienes lo menosprecian, ni arroja sus perlas a los pies de los cerdos; pero, en cambio, las reparte generoso a quienes las desean.
Todavía existe otro medio, que es la mortificación de la carne, porque los apetitos groseros son un peso que aleja de Dios y una nube de vapores negros que impiden brillar a la luz serena.
El amor al prójimo tiene asimismo una gran eficacia para conducirnos al amor de Dios. Es como el primer escalón que hay que empezar a subir. Hace que el alma entre dentro del amor de Dios, como la aguja, que lleva el hijo detrás de ella.
Aun podemos citar diversas maneras de conseguir este divino amor, como la lectura de las Santas Escrituras, la meditación frecuente sobre la encarnación y pasión del Señor, el recuerdo continuo de sus beneficios.
Todos estos medios y otros semejantes son como un bosque místico, que encendido alimenta el fuego sagrado y lo entretiene sin cesar para que no se apague y arda continuamente en la presencia de Dios, cumpliendo el precepto de la ley: El holocausto arderá sobre el hogar del altar de la noche a la mañana, y el fuego del altar se tendrá siempre encendido. (Lev. 6,2). Preocupémonos cada uno de nosotros de poner nuestro cuidado principal en que no se apague jamás este fuego divino en el altar de nuestro corazón.
                                                                                        Santo Tomas de Villanueva