jueves, 6 de octubre de 2016

EL ROSARIO DE HOY CON SAN BRUNO



Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: Se hace hoy memoria de San Bruno, sacerdote, que, oriundo de Colonia, se dedicó a ensañar Teología, pero deseando llevar vida solitaria, con algunos discípulos se instaló en el apartado valle de Cartuja, en los Alpes, dando origen a una Orden que conjuga la soledad de los eremitas con la vida común de los cenobitas. Llamado por el papa Urbano II a Roma, para que le ayudase en las necesidades de la Iglesia, pasó los últimos años de su vida como eremita en el cenobio de La Torre, en Calabria (1101).
Con algunos de sus textos, meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo…
MISTERIOS LUMINOSOS
1.-El Bautismo del Señor en el Jordán
“Tú, que eres mi Señor, Tú, cuya voluntad prefiero a la mía. No me es posible contentarme con palabras al presentarte mi oración. Escucha mi grito que te suplica como un inmenso clamor… Tú, de quien me he constituido siervo: Te ruego con perseverancia e insistiré en mi ruego, hasta merecer alcanzar tu favor. Pues no anhelo un bien de la tierra; no pido más que lo que debo pedir: sólo a Ti.”
2.-El Milagro de las Bodas de Cana
“Estoy esperando con insistente oración, un gesto de la divina misericordia que sane mis miserias interiores y colme mi anhelo.”
3.- El anuncio del Reino invitando a la conversión.
“¿Existe peor desorden, comparable manifestación de un espíritu desviado y degenerado, actitud más funesta y lamentable que erigirse contra aquél cuyo poder es irresistible o cuya justicia se cumple inexorablemente, pretendiendo declararle guerra? ¿Somos acaso más fuertes que Él? Hoy su bondad nos invita, sin desalentarse, a la penitencia.”
4.-La Transfiguración del Señor
“Ante ese bien cuyo incomparable fulgor, esplendor y hermosura se presienten, el alma santa se abrasa en el fuego del amor: "Con todo mi ser -exclama- tengo sed del Dios fuerte, del Dios vivo; ¿cuándo iré, pues, a ver el rostro de Dios?".”
5.- La institución de la Eucaristía
“Creo en los sacramentos en que la Iglesia cree y venera, y expresamente que lo consagrado en el altar es verdadero Cuerpo, verdadera Carne y verdadera Sangre del Señor nuestro Jesucristo, a quien también nosotros recibimos para la remisión de nuestros pecados y en la esperanza de la eterna salvación..”