jueves, 12 de enero de 2017

EL ROSARIO DE HOY CON SAN ANTONIO MARÍA PUCCI





Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: Se hace hoy memoria de san Antonio María Pucci, sacerdote de la Orden de los Siervos de María, el cual, párroco durante casi cincuenta años, se dedicó sobre todo a atender a los niños pobres y enfermos . Murió en 1892. Con algunas de sus enseñanzas meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo…
MISTERIOS LUMINOSOS
1.-El Bautismo del Señor en el Jordán
“Debemos escuchar a este buen pastor cuando nos habla al corazón con sus santas inspiraciones, con los remordimientos de nuestra mala conciencia, y de inmediato abandonar el pecado y practicar la virtud. Hay que escucharlo, por lo tanto, cuando nos llama la atención mediante sus ministros para que caminemos por el buen camino de la salvación, y cumplir con su divina voluntad sin demora. Hay que escucharlo cuando nos habla tanto con los favores como con las pruebas, con los sermones y con las enfermedades y desventuras, y de inmediato consagrarnos a la observancia de su santa ley y de los preceptos de la santa iglesia.”
2.-El Milagro de las Bodas de Cana
“¿Necesitamos algunas gracias? Acudamos a María, que es llamada ‘auxilio de los cristianos’ y ella nos proveerá en nuestras necesidades.”
3.- El anuncio del Reino invitando a la conversión.
“Díganme ahora si Jesús es nuestro buen pastor y nosotros sus ovejas. Si nos apacienta con los sacramentos, con su divina palabra y con todo sí mismo, ¿cuál tendría que ser nuestra correspondencia hacia el buen padre y pastor? Precisamente la que nos pide el evangelio de hoy. Él dice: mis ovejas escuchan mi voz.”
4.-La Transfiguración del Señor
“Recuerde que en el momento de la muerte, esclarecida nuestra conciencia por la luz suprema, conoceremos mejor las cosas, y lo que ahora consideramos lícito, porque estamos cegados por las pasiones, aparecerán entonces deshonestas; y ya no tendremos más tiempo para remediar lo que hemos hecho de malo.”
5.- La institución de la Eucaristía
“Para convencernos cada vez más que Jesús puso por obra lo que había dicho con palabras sobre el buen pastor, observen allá en el Cenáculo de Jerusalén donde alimenta con sus mismas carnes a sus queridos discípulos bajo las humildes apariencias del pan y del vino y, por exceso de su divina caridad, quiere que este sacramento de amor se perpetúe en la iglesia hasta la consumación de los siglos, con el fin de darse a sí mismo como alimento para sus ovejas que son los fieles.”