miércoles, 15 de febrero de 2017

LECTURA ORANTE DE LA SAGRADA ESCRITURA Reflexión diaria acerca de la Palabra de Dios.



LECTURA ORANTE DE LA SAGRADA ESCRITURA
Reflexión diaria acerca de la Palabra de Dios.
Es necesario un acercamiento orante al texto sagrado como factor fundamental de la vida espiritual de todo creyente, en los diferentes ministerios y estados de vida, con particular referencia a la lectio divina. Dice san Agustín: «Tu oración es un coloquio con Dios. Cuando lees, Dios te habla; cuando oras, hablas tú a Dios».
La Palabra de Dios está en la base de toda espiritualidad auténticamente cristiana.
Orígenes sostiene que entender las Escrituras requiere, más incluso que el estudio, la intimidad con Cristo y la oración. La vía privilegiada para conocer a Dios es el amor, y que no se da una auténtica scientia Christi sin enamorarse de Él: «Dedícate a la lectio de las divinas Escrituras; aplícate a esto con perseverancia. Esfuérzate en la lectio con la intención de creer y de agradar a Dios. Si durante la lectio te encuentras ante una puerta cerrada, llama y te abrirá el guardián, del que Jesús ha dicho: “El guardián se la abrirá”. Aplicándote así a la lectio divina, busca con lealtad y confianza inquebrantable en Dios el sentido de las divinas Escrituras, que se encierra en ellas con abundancia. Pero no has de contentarte con llamar y buscar. Para comprender las cosas de Dios te es absolutamente necesaria la oratio. Precisamente para exhortarnos a ella, el Salvador no solamente nos ha dicho: “Buscad y hallaréis”, “llamad y se os abrirá”, sino que ha añadido: “Pedid y recibiréis”».
Se ha de evitar el riesgo de un acercamiento individualista a la Palabra de Dios, hemos de acercarnos al texto sagrado en la comunión eclesial. El sujeto vivo de la Sagrada Escritura es el Pueblo de Dios, es la Iglesia... Se trata siempre de una Palabra viva en el sujeto vivo y se ha de leer con todos los grandes testigos de esta Palabra, desde los primeros Padres hasta los santos de hoy, hasta el Magisterio de hoy.
EL lugar privilegiado en la lectura orante de la Sagrada Escritura es la Liturgia, especialmente la Eucaristía, en la cual, celebrando el Cuerpo y la Sangre de Cristo en el Sacramento, se actualiza en nosotros la Palabra misma. La lectura orante personal y comunitaria prepara, acompaña y profundiza lo que la Iglesia celebra con la proclamación de la Palabra.
Cfr. Verbum Domini, 86