lunes, 6 de marzo de 2017

PALABRA DE DIOS Y COMPROMISO POR LA JUSTICIA EN LA SOCIEDAD Reflexión diaria acerca de la Palabra de Dios.



PALABRA DE DIOS Y COMPROMISO POR LA JUSTICIA EN LA SOCIEDAD
Reflexión diaria acerca de la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios impulsa al hombre a entablar relaciones animadas por la rectitud y la justicia; da fe del valor precioso ante Dios de todos los esfuerzos del hombre por construir un mundo más justo y más habitable. La misma Palabra de Dios denuncia sin ambigüedades las injusticias y promueve la solidaridad y la igualdad. Por eso, a la luz de las palabras del Señor, reconocemos los «signos de los tiempos» que hay en la historia y no rehuimos el compromiso en favor de los que sufren y son víctimas del egoísmo. El compromiso por la justicia y la transformación del mundo forma parte de la evangelización: se trata «de alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación».
Los que están comprometidos en la vida política y social han de inspirar su acción en el mundo en busca del verdadero bien de todos, en el respeto y la promoción de la dignidad de cada persona. Ciertamente, no es una tarea directa de la Iglesia el crear una sociedad más justa, aunque le corresponde el derecho y el deber de intervenir sobre las cuestiones éticas y morales que conciernen al bien de las personas y los pueblos. Es sobre todo a los fieles laicos, educados en la escuela del Evangelio, a quienes corresponde la tarea de intervenir directamente en la acción social y política.
La difusión de la Palabra de Dios refuerza la afirmación y el respeto de los derechos humanos de cada persona, fundados en la ley natural inscrita en el corazón del hombre y que, como tales, son «universales, inviolables, inalienables». La Iglesia espera que, mediante la afirmación de estos derechos, se reconozca más eficazmente y se promueva universalmente la dignidad humana, como característica impresa por Dios Creador en su criatura, asumida y redimida por Jesucristo por su encarnación, muerte y resurrección.
Cfr. Verbum Domini, 100-101