miércoles, 21 de junio de 2017

MES DE JUNIO EN HONOR AL CORAZÓN DE JESÚS (21)



ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS:
A ti, Jesús, que vives y reinas con Dios Padre y el Espíritu Santo, elevamos este acto de fe, de esperanza, adoración y caridad porque en tu Sagrado Corazón reconocemos la manifestación plena de tu amor por nosotros. Acepta también nuestro deseo de reparar tu Corazón por tantas ofensas e indiferencias.
Con el Ángel de la Paz y todos los coros de los ángeles, con los santos Francisco y Jacinta Marto y todos los santos, unidos a tantas almas que te han amado dignamente, decimos:
Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.
Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. (tres veces)

Jesús, manso y humilde de corazón,
R/. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.

21. JESUCRISTO DICE A TODOS: HACED PENITENCIA
De los escritos del beato Juan Bautista Scalabrini, obispo italiano
¿Qué dice, oh queridos, el divino Maestro? Dice ante todo que Él vino para llamar a los pecadores, o sea a todos los hombres, a hacer penitencia. Dice que el reino de los Cielos exige fortaleza y lo conquistan sólo los fuertes. Dice: quien no lleva su cruz y no me sigue, no puede ser mi discípulo. Dice una vez más: Hagan penitencia. Y agrega después: Si no hacen penitencia, todos acabarán de la misma manera.
De sus labios adorables yo no escucho, me atrevo afirmar, más que una palabra, una enseñanza, un mandato: ¡Penitencia! Y,  ¿a quién lo dice? Lo dice a todos. Sí, Jesucristo habla a todos: a los pequeños y a los grandes, a los jóvenes y a los ancianos, a los pobres y a los ricos, a los reyes sobre su trono, a los religiosos en su retiro, a los sacerdotes en el ejercicio de su ministerio, a los industriales en su comercio, a los artesanos en su taller, a todos sin distinción de grado, de condición, de tiempo, de lugar, de edad: porque de la penitencia que nos mantiene firmes ante la ley de Dios, nadie se puede eximir, si no renuncia antes a su salvación eterna.

PARA FINALIZAR:
Todos juntos recitamos el acto de reparación enseñando por el ángel a los pastorcitos de Fátima:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad
de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra,
en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que El mismo es ofendido.
Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón
y del Corazón Inmaculado de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.

Sagrado Corazón de Jesús, R/. En vos confío.
Inmaculado Corazón de María, R/.  Sed la salvación mía.
Ave María Purísima, R/. Sin pecado concebida.