domingo, 30 de julio de 2017

EL ROSARIO DE HOY CON SAN PEDRO CRISOLOGO




Santo Rosario
Por la señal... 
Monición inicial: El día 31 de julio del año 450, entregaba su alma a Dios, San Pedro, de sobrenombre “Crisólogo”, obispo de Ravena y doctor de la Iglesia, que, desempeñó su oficio tan perfectamente que consiguió capturar a multitudes en la red de su celestial doctrina, saciándolas con la dulzura de su palabra. Recomendaba mucho la comunión frecuente y exhortaba a sus oyentes a convertir la Sagrada Eucaristía en su alimento de todas las semanas. Ante el misterio de la Virgen Inmaculada decía: Ave llena de gracia. Esta gracia es la que dio gloria al cielo. Dios a los hombres, fe a los paganos, fin a los vicios, orden a la vida y a las costumbres.
Señor mío Jesucristo…
MISTERIOS GLORIOSOS
1.-La Resurrección del Señor.
“Cristo se dirige a la mujer para que ella se dirija a Cristo, para que  reciba la curación del mismo de quien ha recibido la vida y sepa  que para ella la causa de la actual enfermedad es ocasión de perpetua salvación.”
2.- La Ascensión del Señor
“Cristo, el Señor, nuestro rey, es quien nos manda conservar esta paz, ya que él ha dicho: La paz os dejo, mi paz os doy, lo que equivale a decir: «Os dejo en paz, y quiero encontraros en paz»; lo que nos dio al marchar quiere encontrarlo en todos cuando vuelva.”
3.- La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en torno a la Virgen María
“La paz entre los hermanos es la realización de la voluntad divina, el gozo de Cristo, la perfección de la santidad, la norma de la justicia, la maestra de la doctrina, la guarda de las buenas costumbres, la que regula convenientemente todos nuestros actos.”
4.- La Asunción de María Santísima a los Cielos
“Ave llena de gracia. Esta gracia es la que dio gloria al cielo, Dios a los hombres, fe a los paganos, fin a los vicios, orden a la vida y a las costumbres.”
5.- La Coronación De La Virgen Como Reina Y Señora De Todo Lo Creado.
“En el mundo la vida misma es una prueba, pues asegura el Señor: es una tentación  la vida del hombre (Job 7, I). Pidamos, pues, que no nos  abandone a nuestro arbitrio, sino que en todo momento nos guie con piedad paterna y nos confirme en el sendero de la vida  con moderación celestial.”