viernes, 11 de agosto de 2017

EL ROSARIO DE HOY CON SANTA CLARA DE ASÍS



 Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: El 11 de agosto de 1253 entregaba su alma a Dios, Santa Clara de Asís, virgen, que, primero rodaje de las Damas Pobres de la Orden de los Frailes Menores, siguió a San Francisco, lo que le condujo a llevar una vida muy dura en Asís, en Umbría, pero que estuvo rica en obras de caridad y misericordia; fue gran amante de la pobreza, y de la que nunca se apartaría, ni siquiera en la extrema pobreza y la enfermedad.
Con algunos de sus consejos meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo...  
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús en el Huerto
“Procura meditar continuamente los misterios de la cruz y los dolores de la Madre que está de pie junto a la cruz. Ora y vela siempre .Y la obra que has comenzado bien, llévala a cabo con empeño, y cumple el ministerio que has asumido en santa pobreza y en humildad sincera”.
2. La flagelación de Jesús atado a la columna.
“Breve es aquí nuestro trabajo, la recompensa, en cambio, eterna; que no te confunda el estrépito del mundo que huye como una sombra; que no te hagan perder el juicio los vanos fantasmas de este siglo falaz; cierra los oídos a los silbidos del infierno y, fuerte, quebranta sus embestidas; soporta de buen grado los males adversos, y que los bienes prósperos no te ensoberbezcan: pues estos piden fe, y aquellos la exigen; cumple con fidelidad lo que has prometido a Dios, y Él te retribuirá.”
3. La coronación de espinas
“Por consiguiente, si hemos entrado por el camino del Señor, guardémonos de apartarnos nunca en lo más mínimo de él por nuestra culpa e ignorancia, para que no hagamos injuria a tan gran Señor y a su Madre la Virgen.”
4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“Son estrechos el camino y la senda, y es angosta la puerta por la que se va y se entra en la vida, son pocos los que caminan y entran por ella; y si hay algunos que durante un cierto tiempo caminan por la misma, son poquísimos los que perseveran en ella”.
5. La crucifixión y muerte del Señor
“Considera la humildad, al menos la bienaventurada pobreza, los innumerables trabajos y penalidades que soportó por la redención del género humano. Y al final del mismo espejo, contempla la inefable caridad, por la que quiso padecer en el árbol de la cruz y morir en el mismo del género de muerte más ignominioso de todos. (…) Por eso, el mismo espejo, puesto en el árbol de la cruz, advertía a los transeúntes lo que se tenía que considerar aquí, diciendo: ¡Oh vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante a mi dolor! (Lam 1,12); respondamos, digo, a una sola voz, con un solo espíritu, a quien clama y se lamenta con gemidos: ¡Me acordaré en mi memoria, y mi alma se consumirá dentro de mí! (Lam 3,20).”