jueves, 3 de mayo de 2018

MARIA, VIRGEN PURISIMA (3) Beato John Henry Newman


3 DE MAYO
Sobre la Inmaculada Concepción (1)
MARIA, Virgo purísima, VIRGEN PURISIMA 
Por Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, hemos de entender esta verdad revelada, a saber, que María fue concebida en el seno de su madre, Santa Ana, sin mancha de pecado original.
Después de la caída de Adán, toda la humanidad, su descendencia, ha sido concebida y ha nacido en pecado. “He aquí –dice el inspirado autor del salmo Miserere- que he sido concebido en la iniquidad y que mi madre me he engendrado en el pecado”, Este pecado, que alcanza a cada uno de nosotros y que es nuestro desde el primer momento de la nuestra existencia, es el pecado de infidelidad y de desobediencia, por el cual Adán, perdió el paraíso. Como hijos de Adán, somos herederos de las consecuencias de su pecado, y hemos perdido, en el, aquella vestidura espiritual de la gracia y de santidad, que había recibido de su Creador al recibir la vida. Todos hemos sido concebidos y nacemos en este estado de caídos y desheredados, y el sacramento del Bautismo es, ordinariamente, el medio por el cual somos sacados de él.
María nunca vivió en este estado; fue exceptuada de él por un decreto eterno de Dios. Desde toda la eternidad, Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, habían resuelto crear la raza humana, y, previniendo la caída de Adán, había decretado, al mismo tiempo, rescatar toda su posteridad, la humanidad entera, por la Encarnación del Hijo y sus sufrimientos en la cruz. En este mismo instante eterno, incomprensible, en que el Hijo de Dios, nacía del Padre, el decreto de la Redención del hombre por El, también estaba dado. Según este eterno decreto el que había nacido desde toda la eternidad nació en el tiempo para salvarnos, y la redención de María, fue entonces resuelta de esta manera especial, que llamamos Inmaculada Concepción. Se decretó, no que fuese purificada, sino preservada del pecado, desde el primer instante de su existencia, de tal suerte que el maligno no tuviese en ella cosa alguna que le perteneciese. Fue, pues, hija de Adán y de Eva de la manera que lo hubiera sido si estos no hubiesen pecado. No tuvo parte en su falta y heredó  –pero en una medida muy superior-  todos los dones y todas las gracias que Adán y Eva inocentes, poseían en el paraíso. Tal es su prerrogativa, y tal es el fundamento de todas estas saludables verdades, que, a este  propósito nos han sido reveladas. Digamos, pues con todas las almas santas: Virgen purísima, concebida sin pecado original, oh Maria, rogad por nosotros.

Beato John Henry Newman
Transcripto por gentileza de Dña. Ana María Catalina Galvez Aguiló